Y me la siguen menéando.

Ayer publicaron un post de este blog en Menéame para mayor disfrute de sus seguidores y fans.

Se lo agradezco así me hacen publicidad, pero esto es lo que tiene ese sitio: que como no estés de acuerdo con sus cachorros y con sus guardianes de la moral neomodernista y nihilista te van a machacar de lo lindo.

Ahora mismo no puedo publicar noticias porque el jodido karma no me deja. Yo como no entiendo mucho de karmas y de terminología mística hindú (es curioso ellos cuánto saben de todo esto para ser tan modernos, ateos y tan anti-religión) pues no me voy a molestar en saber cuanto karma o castigo tengo que quitarme o ímpiar para poder volver a publicar o decir algo en ese sitio.

En el nótame tampoco puedo decir nada. Ayer tuve que contestar a un trompeador de Menéame aludiendo de manera, muy graciosilla él, que yo había tenido relaciones sexuales con su amigo toda la noche. Ya le gustaría a él. Y a través de los comentarios le recordé la vida sexual de su madre y lo bien que me lo pasé con ella.

Ya sé que son chiquilladas y cosas de críos, pero me parece muy mal que si alguien te dice algo por un lugar donde te ves aludido, por el puñetero karma no puedas contestarle o te tengas que comer todas las risas paquidermas de todos su fans en los nótames siguientes por la puta gracia que les hace.

No, no me llevo muy bien con el karma, qué le vamos a hacer. Cosas de religiones y castigos.

En conclusión, es un sitio que si no estás de acuerdo con la mayoría, y ya sabemos de qué pie o mejor dicho, de qué trompa cojean, tu karma se verá reducido y no podrás ni enviar noticias, ni comentarlas, ni hablar por una especie de Twitter-nótame donde unos y otros se dan jabón y se la menean sin parar.
Por lo tanto es un sitio de cerrar filas. Si vas en su contra o no estás de acuerdo con la mayoría te inflan a votos negativos y tu karma aumenta por consiguiente te cierran la boca.

Luego ellos hablan de tolerancia y respeto. Es el peligro de los sitios tomados por esta gente en Internet y que cada vez hay una mayor invasión de una forma de pensamiento modernista, retrógrada, atea, nihilista, cientifísta a más no poder que, o bien estás con ellos, o estás contra ellos.

Y por muchas pruebas que aportes, argumentos o disculpas que pidas, luego ya se encargarán de tirártelas todas por el suelo, porque no se trata de que tengas razón o no; se trata de una guerra de egos, y en esas edades ya se sabe como está el ego: lleno de testosterona masculina y de trompas llenas de adrenalina.

En fin, un sitio repelente que lo único que sirve es para echarse unas risas o divertirse un rato cuando uno está bien aburrido y el karma aún no te ha cerrado la boca ni te ha barrido.